Alrededor de un millón 013 mil 067 alumnos dejaron las aulas por problemas económicos
Los problemas financieros que padecieron los padres y madres de familia a causa de la pandemia por Covid-19 orillaron a los estudiantes de los hogares poblanos a buscar un empleo para aportar dinero y hacer frente a la crisis económica familiar. Sin embargo, estos jóvenes accedieron a empleos mal pagados, sin prestaciones y enfrentan el peligro de truncar sus carreras profesionales por la complejidad de mantener las dos actividades en el tiempo.
De acuerdo con testimonios de alumnos, estos jóvenes tomaron la decisión de ingresar al mundo laboral antes de lo previsto, debido a que sus tutores fueron despedidos de sus lugares de empleo o sufrieron recortes en su salario.
Esto ocasionó que la calidad de vida de todos los integrantes de las familias disminuyera, pues ya no alcanzó para adquirir una buena despensa, comprar ropa o calzado, y mucho menos pagar servicios indispensables como gas, luz y agua.
En algunos casos los jóvenes optaron por dejar las instituciones en las que estudiaban, y en otros decidieron estudiar y trabajar al mismo tiempo, mientras sus padres encontraban un sustento económico para salir de la crisis.
Datos de la Secretaría de Educación Pública del gobierno federal revelan que, del 2019 al 2022, el 50.9 por ciento de los alumnos de todos los niveles escolares en Puebla abandonaron sus estudios debido a problemas económicos.
En el ciclo escolar 2019-2020 había una matricula de un millón 991 mil 955 estudiantes en el estado, mientras que para el periodo 2021-2022 solo continuaron 978 mil 888, lo que muestra que un millón 013 mil 067 alumnos dejaron las aulas en el tiempo más fuerte de la pandemia por coronavirus.
JÓVENES PERCIBEN MENOS DEL SALARIO MÍNIMO
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) detalla que, de las 978 mil 888 personas que estudian actualmente, 48 mil 944 también trabajan.
Sobre esta problemática, Juan Alberto Vázquez Muñoz, profesor de la facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), advierte que los estudiantes que se encuentran laborando, lo hacen bajo un ambiente informal debido su poca preparación académica y a la falta de oportunidades.
Por ello, la gran mayoría obtiene ingresos por debajo del salario mínimo, realiza largas jornadas de trabajo y, por si fuera poco, no perciben ningún tipo de prestación de ley.
“Cualquier crisis va a generar desempleo o bajos salarios en las personas que sostienen un hogar, por lo que de manera natural sus hijos buscarán apoyarlos económicamente. Sin embargo, no es extraño que este sector de la población tenga un trabajo informal, en primera por las pocas ofertas de empleo que hay a raíz de la pandemia, y en segunda debido a que no tienen la preparación suficiente que los respalde en el mundo laboral. Esto los orilla a aceptar un empleo de mala calidad, mal pagado y sin prestaciones”, precisa.
El economista explica que, al trabajar, los estudiantes contribuyeron de forma positiva a la economía de las familias, pero subraya que eso no resolvió el problema de fondo porque solo pudieron sobrevivir y no alcanzaron una buena calidad de vida.
“Está claro que si ellos no hubieran apoyado a sus familias de esta manera, la situación económica por la que pasarían sería peor, pero no fue algo que los ayudó a salir adelante de la mejor manera ya que no se compensó toda la caída de los ingresos”, alerta.