Ciudad de México.- Con su papel protagónico en Emilia Pérez, comedia musical sobre un narco mexicano que transiciona en mujer, Karla Sofía Gascón siente que vuela.
Le llueven felicitaciones y loas, no para de dar entrevistas y posar para fotógrafos en el Festival de Cine de Cannes, y hasta tiene a su disposición un equipo creativo de Yves Saint Laurent, coproductor del filme, para vestirla en cada aparición.
“¡Todo lo que he vivido estos días! La Ministra de Cultura francesa (Rachida Dati) me quiere poner una medalla… o sea. A ese nivel hemos llegado”, dice en una llamada telefónica la actriz trans española, quien reside en México.
“Me parece todo un poquito parecido a lo que viví con Nosotros los Nobles (2013), porque era el mismo rollo, que (el entonces Presidente mexicano) Enrique Peña Nieto felicitándonos, que no sé cuál y no sé cuándo. Es muy bonito”.
La película dirigida por el galo Jacques Audiard (Metal y Hueso) es una de las más comentadas en el certamen y diversos medios especializados la colocan como candidata a la Palma de Oro, el máximo premio, que se otorgará este sábado.
En cuanto a Gascón, su nombre suena al lado de Demi Moore (The Substance), Vic Carmen Sonne (The Girl with the Needle), Malou Khebizi (Diamant Brut) y Mikey Madison (Anora) para quedarse con el galardón a Mejor Actriz.
“Yo soy una persona a la que le encantan las competiciones, no es que sea de apuestas, pero soy competidora. Me ponen una partida de parchís y quiero ganar. Me gusta competir y jugar porque me divierto, de manera sana. Vamos a ver qué es lo que pasa, yo no soy quién decide”, menciona, cauta.
De 52 años, Gascón tiene con la comedia mexicana Nosotros los Nobles y con Emilia Pérez, donde actúa al lado de Selena Gomez y Zoe Saldaña, sus dos mayores hitos profesionales hasta la fecha, y entre ellos, el hallazgo de su identidad.
En 2018, anunció que abandonaba el nombre de Carlos Gascón para abrazar a su verdadera yo, algo que resuena en el largometraje que la llevó a Cannes: su “Manitas”, un brutal capo, que aprovecha el esfumarse del mapa para renacer, como siempre quiso, como Emilia.
Como mujer, su personaje quiere expiar sus pecados creando una organización para dar con el paradero de los miles de desaparecidos que ha provocado el problema de la violencia en México.
“La historia de ‘Manitas’ es la historia de muchas personas que se ven atrapadas en un mundo oscuro del que no pueden salir y no les queda más remedio que ser más oscuros para poder sobrellevarlo. Pero ‘Manitas’ ve una oportunidad de ser lo que siempre ha querido ser, y de crecer, y la aprovecha.
“Es un ejemplo de que las personas pueden salir y ser mejores siempre, evolucionar y crecer aunque estén en la miseria. ‘Manitas’ es eso. ‘Manitas’ y Emilia son la bestia y la bella, los dos en uno, luchando contra el otro”.
Gascón no termina de maravillarse por cómo un cineasta como Audiard, quien no habla ni una pizca de español, lograra rodar en París un filme tan mexicano, en el idioma, y que, con números musicales, fuera capaz de retratar la complejidad del País.
“Que tenga que venir un director francés y hacernos una película en español hablando de temas muy difíciles, como la transexualidad, los desaparecidos, el narco, que las personas prefieren que sus hijos sean delincuentes antes que maricones…
“Habla de México como es: tiene una parte maravillosa y hay cuatro idiotas que lo estropean. Toca temas para que el público reflexione, pero sin dejar de retratar lo maravilloso que es México”.
Además de una fama inusitada y un abanico de posibilidades profesionales, Emilia Pérez también supone para Gascón una reivindicación de su talento y un mensaje directo a quienes dudaron de ella como actriz.
“¿Tú crees que el director que ha elegido a Joaquin Phoenix para protagonizar una película (Los Hermanos Sisters) me va a elegir a mí porque soy imbécil?”, ironizó.