El feminicidio trae una carga social producto de la herencia cultural del machismo.
La lamentable serie de feminicidios que se han presentado en la Entidad, de un tiempo a la fecha, hace necesario que se cuente en Aguascalientes con una estrategia integral preventiva que permita contener esa problemática derivada de una serie de factores que deben ser atacados desde diferentes ángulos, afirmó el doctor Héctor Grijalva, especialista en Salud Mental.
Tras sostener que el feminicidio trae una carga social producto de la herencia cultural del machismo, el especialista señaló que con ese tipo de asesinatos que han cimbrado a la sociedad, “ya para estas alturas debería haber un intensivo y extenso programa de prevención del feminicidio, con un servicio de atención psicológica y jurídica”.
Se debe reconocer que la situación que prevalece en la Entidad en relación al feminicidio es muy preocupante, pues basta recordar el asesinato de Andrea por su ex-novio, el de la adolescente de 13 años por su amigo o el de la joven de 16 años que fue asesinada cruelmente en Jesús María, casos a los que ahora se le suman los dos que ocurrieron recientemente.
Los especialistas consultados coincidieron en mencionar que si el asesinato con agravantes como la premeditación, alevosía y ventaja es cometido por una persona mentalmente enferma, pues no es lógico ni razonable que un ser humano le quite la vida a otra, en el caso del feminicidio el trastorno mental es todavía más grave.
En ese marco, se explicó, cuando una persona actúa sin el mínimo respeto por la dignidad, sin remordimiento, sin conciencia del daño y sin arrepentimiento por su acción criminal, se trata de una personalidad psicopática, conocida también como trastorno antisocial de la personalidad, que es un tipo de alteración del comportamiento que se ha estudiado mucho en asesinos seriales y de la misma manera en homicidas, con caso único que, por lo general, no escapan, no huyen y es fácil localizarlos, ya que su misma falta de conciencia no los hace buscar una escapatoria.
Se han analizado múltiples estudios y no se ha logrado identificar una lesión cerebral que explique su conducta; por lo tanto, se atribuye la causa a una combinación de malformación genética y la influencia de factores ambientales como abuso o maltrato infantil, convivencia en hogares desajustados con violencia, alcoholismo o adicciones, además de que también se ha encontrado antecedentes de abandono, con orfandad dramática o malos tratos.